¿Y es que acaso no es este el máximo placer de un cornudo?
Estar con nuestro penecito en la mano, masturbándonos, mientras vemos a nuestra linda esposa, calata, sentada y brincando sobre una verga grande y gruesa, disfrutando y divirtiéndose de lo lindo.
Ella es feliz, su amante es feliz y nosotros somos felices... realmente felices todos.
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